Historia de una decadencia en dos instantáneas
19/10/2025 | Por Acción Familia
Nada es tan vulgar y común como una propaganda de Coca-Cola. Sin embargo puede servirnos para ver como cambió el mundo en 100 años.
Nada es tan vulgar y común como una propaganda de Coca-Cola. Sin embargo puede servirnos para ver como cambió el mundo en 100 años.
La historiografía moderna ha demostrado que la Edad Media fue una época en que hubo un desarrollo inmenso de las artes, de la ciencia y de la vida social
Hasta su último día la Reina Elizabeth fue un icono atemporal que despreció las modas; una figura maternal protectora, una especie de Madre bondadosa de la nación.
Ella permitió a los británicos creer siempre que su destino era fuera de lo común. Esta es la razón por la cual ellos iban a celebrar con fervor sus aniversarios de reinado que estuvo marcado por un sentido profundo del deber.
En un pasado, no tan remoto, las verdaderas élites daban a toda la sociedad ejemplo de elevación y de dedicación al bien común. El Papa Pío XII muestra su carácter paternal como fruto de la formación católica.
Los entretelones de la construcción de la Unión Europea, en una compilación de exposiciones autobiográficas de Plinio Corrêa de Oliveira
El hombre de hoy, por los smartphones, la televisión, Internet y otros medios de comunicación, está siendo sometido a una especie de experimento de Pavlov. Una verdadera algarabía de información y de impresiones inconexas.
La llamada “táctica del terreno común”, cuando es empleada no a título excepcional, sino de manera frecuente y habitual, es la canonización del respeto humano; y lleva al fiel a disimular su fe, es la violación declarada de estas palabras del adorable Maestro.
La afirmación de que el hábito no hace al monje, o que el uniforme no hace al héroe, es al mismo tiempo verdadera y falsa. En efecto, el hombre no se hace monje o militar auténtico por tan sólo adoptar la vestimenta propia de ese estado. Pero el hábito monástico facilita al hombre de buena voluntad el llegar a ser un buen monje. Y lo mismo se puede decir del uniforme militar.
Los mendigos españoles, espectros de hambre envueltos en capas de harapos y cubiertos con amplios fieltros agujereados, manteniendo, sin embargo, a través de la mayor miseria, un tal aplomo que se diría que son Grandes de España o Señores de Bazán
Dos visiones del trabajo: una mentirosa y naturalista, otra realista y católica. La primera trata de ocultar el sufrimiento; y la segunda lo valoriza como algo que eleva y templa las personalidades