La Santa Faz: expresión de la perfección
10/04/2024 | Por Acción Familia![](https://www.accionfamilia.org/wp-content/uploads/2020/03/Sagrada-Faz_d-150x100.jpg)
La Santa Faz de Nuestro Señor, estampada milagrosamente en el sudario que se encuentra en Turín, expresa Su gran sabiduría junto a una gran bondad
La Santa Faz de Nuestro Señor, estampada milagrosamente en el sudario que se encuentra en Turín, expresa Su gran sabiduría junto a una gran bondad
Cuando la persecución a los católicos, sangrienta o sonriente, va creciendo en todo el mundo, el misterio del odio al bienhechor y al mismo Bien vuelve a presentarse. El odio y el amor a Nuestro Señor Jesucristo se explican porque El fue puesto para ruina y resurrección de muchos en Israel. (S. Luc. 2, 34 ). El amor
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La Iglesia no es sólo una Madre cuando nos enseña la gran misión austera del sufrimiento. Ella también es Madre, cuando en los extremos del dolor y de la aniquilación, ella hace brillar ante nuestros ojos la luz de la esperanza cristiana
La belleza de una tradición que está profundamente arraigada en el alma de los sevillanos y que los interpreta se siente aquí. La emoción con que se acompaña los desfiles son una muestra de esa profunda relación entre tradición y vida.
Nuestro Señor, en el Huerto de los Olivos, sufrió el tormento de la soledad. No de la soledad que es calma, recogimiento, oración; la soledad que es el paraíso del alma verdaderamente interior, sino la soledad creada por la indiferencia general, por la incomprensión y por el odio. En el momento en que el Señor
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¿Por qué fue el Señor maniatado por sus verdugos? ¿Por qué le impidieron el movimiento de sus manos, sujetándolas con duras cuerdas? Sólo el odio o el temor podrían explicar que así se reduzca a alguien a la inmovilidad y a la impotencia. ¿Por qué odiar así estas manos? ¿Por qué temerlas?
En los instantes de prueba, comenzamos a hacer sofismas: ya hicimos cuanto estaba de nuestra parte. Al final, ¡son tan limitadas las fuerzas del hombre! Dios tendrá esto en cuenta… Dejemos caer la cruz a la vera del camino y hundámonos suavemente en la vida del placer.
Y aquél sayón inhumano
que al dulce Jesús seguía
con el látigo en la mano,
¡qué feroz cara tenía!
¡qué corazón tan villano!
La versatilidad e ingratitud de los judíos, quienes, después de proclamar con la más solemne recepción el reconocimiento que debían al Salvador, poco después lo crucifican con un odio que a muchos llega a parecer inexplicable.
Nuestro Señor nos dio el ejemplo de la aceptación entera del dolor y nos enseñó el papel que este tiene en la vida del hombre. El hombre nació para dar gloria Dios, antes que nada sufriendo. Esta es la idea rectrix, fundamental en la formación del verdadero católico.