La decadencia del imperio de las virtudes
16/02/2025 | Por Acción Familia
En lugar de responsabilidad personal, ahora tenemos una regulación cada vez mayor de la conducta por parte de los gobiernos.
En lugar de responsabilidad personal, ahora tenemos una regulación cada vez mayor de la conducta por parte de los gobiernos.
En el corazón de las sociedades contemporáneas, agitadas, ruidosas y caóticas, se va formando una zona de desinterés. Una zona inmensa, que ya apartó de las urnas a una impresionante masa de electores. Desinterés silencioso, que revela su fuerza ¿Cuál es la causa de este fenómeno?
La pérdida de la capacidad de admirar lo bello, lo noble y lo trascendente ha influido en el deterioro de nuestra cultura y civilización. El mal llamado «progreso» ha transformado la forma en que valoramos y apreciamos lo que es superior. La admiración, es una virtud fundamental, y la clave para restaurar la dignidad y el orden que hemos perdido.
Cada vez más va quedando claro que nuestra sociedad camina hacia un callejón sin salida. La deterioración moral de la familia; la de casi todas las instituciones
La sociedad laica es la consecuencia lógica de una sociedad predominantemente materialista.
En ella existe una curiosa forma de ateísmo que afirma que es imposible tener certeza de la existencia de Dios y, en consecuencia, que el hombre debe actuar en el ámbito temporal como si Dios no existiera
En un contexto global cada vez más polarizado, el concepto de «Occidente» ha perdido las certezas que antes representaba, convirtiéndose en un blanco común para críticas tanto de la izquierda como de la derecha. Este ataque a Occidente, impulsado por teorías de conspiración y narrativas alternativas, cuestiona sus raíces cristianas, su orden y sus principios fundamentales.
Sin Dios y sin Fe no conseguimos explicar las cuestiones más elementales, como son el por qué vivimos, de dónde vinimos, hacia dónde vamos, cuál es el significado de nuestra existencia, por qué existe el universo, quien lo creó y otras preguntas que jamás fueron respondidas
No pensemos que las crisis actuales permanecerán eternamente en el nivel en que están: si no reaccionamos de modo eficaz, lo que nos espera es el caos; un caos probablemente saturado de violencia.
La búsqueda contemporánea de placeres efímeros, ha hecho posible la «tiranía de almas diminutas» que perpetúa la mediocridad y la superficialidad cultural. Debemos retornar al «por qué» de las cosas como vía para redescubrir significado y profundidad en la vida. Solo así podremos superar la insipidez y encontrar un auténtico rumbo.
Los intereses más fundamentales de la cultura humana exigen imperiosamente que la estructuración del mundo sea realizada de manera que no destruya ni comprima la personalidad de cada uno de los pueblos