La decadencia del imperio de las virtudes
16/02/2021 | Por Acción Familia
En lugar de responsabilidad personal, ahora tenemos una regulación cada vez mayor de la conducta por parte de los gobiernos.
En lugar de responsabilidad personal, ahora tenemos una regulación cada vez mayor de la conducta por parte de los gobiernos.
Se puede decir que el Cardenal Pie fue maestro de varios Papas. Colaboró activamente con el Papa Beato Pío IX en la descripción y refutación de los errores modernos, contribuyendo decisivamente en la declaración del dogma de la infalibilidad pontificia: León XIII lo hizo Cardenal y San Pío X le llamaba “mi maestro”
La existencia de las desigualdades justas y proporcionadas es necesaria al organismo social. La armonía social, que predicó con su ejemplo Nuestro Señor Jesucristo, debe reemplazar el espíritu de lucha de clases que existe con frecuencia.
Se intenta el regreso (o antes, el retroceso) a la orgullosa torre de Babel, que de todos los modos el neopaganismo intenta re-erguir. Es la bandera toda tejida de ilusión y de mentira con la que, en todas las épocas, los demagogos intentan arrastrar a las masas insurrectas.
La sociedad laica es la consecuencia lógica de una sociedad predominantemente materialista.
En ella existe una curiosa forma de ateísmo que afirma que es imposible tener certeza de la existencia de Dios y, en consecuencia, que el hombre debe actuar en el ámbito temporal como si Dios no existiera
Existe en la actualidad una poderosa corriente que tiende a la unificación de grandes bloques de Naciones. Las mismas razones que llevan a unirse en un sólo bloque supranacional , empujarán a todos estos pueblos a formar una sola nación internacional, una nación mundial.
Sin Dios y sin Fe no conseguimos explicar las cuestiones más elementales, como son el por qué vivimos, de dónde vinimos, hacia dónde vamos, cuál es el significado de nuestra existencia, por qué existe el universo, quien lo creó y otras preguntas que jamás fueron respondidas
Por primera vez en la Historia, estamos confrontados a una sobreabundancia. Hay tantos automóviles que ya no hay espacio para conducirlos; tanto para comer que sufrimos de una epidemia de obesidad; tantas cosas para comprar, para ver y para hacer, que no encontramos tiempo para disfrutarlas. Vivimos corriendo para adquirir el más reciente “avance” tecnológico.
Los intereses más fundamentales de la cultura humana exigen imperiosamente que la estructuración del mundo sea realizada de manera que no destruya ni comprima la personalidad de cada uno de los pueblos
La realeza de Nuestro Señor no es una realeza exclusivamente espiritual sobre las almas, es y debe ser también una realeza social sobre los pueblos, sobre las naciones, sobre los gobiernos.