Intenciones para la Cruzada del Santo Rosario
“El Santo Rosario es un poderoso escudo contra el infierno; destruye el vicio, libra del pecado y deshace la herejía“, reveló la Santísima Virgen a Santo Domingo de Guzmán.
Intenciones:
* Para que Dios y su Santísima Madre salven a Chile de la demolición moral por medio del Santo Rosario, y lo ayuden con gracias especiales cumplir su misión histórica.
* Para detener la ofensiva laicista en nuestra sociedad.
* Para que nuestros dirigentes respeten la Ley de Dios y tengan la sabiduría y la fortaleza para resolver los grandes y complejos problemas de nuestra Patria.
* Por el urgente triunfo del Inmaculado Corazón de María en Chile y en el Mundo.
* En reparación al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María por la multitud de ofensas que reciben diariamente, en especial por el atentado contra la Virgen del Carmen.
* Por la Iglesia. Para que Nuestra Señora le dé la victoria sobre sus enemigos declarados u ocultos.
* Por Acción Familia. Para que Nuestra Señora la haga cada vez más dedicada y eficiente en el servicio de la Iglesia y de la Civilización Cristiana.
* Por el término de las tentativas de imponer el aborto, el “matrimonio” homosexual, y todas las ofensas morales contra de la Ley de Dios que se hacen en nuestro País.
* Por nuestras familias y por cada uno de nosotros. Para que Nuestra Señora nos dé el discernimiento y la fortaleza para enfrentar las pruebas que se nos presenten.
* Por nuestros enemigos. Para que Nuestra Señora mueva sus corazones y los convierta.
* Por todos aquellos que sufren en esta Ciudad. Para que Nuestra Señora los consuele, los ayude y los santifique.
* Por los moribundos. Para que la Santísima Virgen los auxilie en sus últimos momentos.
* Por quienes perseveran en la virtud. Para que Nuestra Señora les conceda un constante progreso en su santificación.
* Por aquellos que luchan y titubean hoy, entre la virtud y el vicio.
* Por aquellos que pecan. Para que Nuestra Señora los preserve de la desesperación y los retorne al buen camino.
* Por todos aquellos que se encomendaron a nuestras oraciones.