Lo obvio que las feministas no quieren ver
28/08/2024 | Por Acción FamiliaLa quimérica igualdad de derechos entre hombres y mujeres, reclamada por los movimientos feministas, es contraria a los propios intereses de la mujer.
La quimérica igualdad de derechos entre hombres y mujeres, reclamada por los movimientos feministas, es contraria a los propios intereses de la mujer.
La doctrina católica nos enseña que el primer deber de la caridad no está en la tolerancia de las opiniones erróneas, por muy sinceras que sean, ni en la indiferencia teórica o práctica ante el error o el vicio
No se trata de imponer a los no católicos principios morales y religiosos enseñados por la Iglesia. Simplemente, es un principio de derecho natural -no matar- que obviamente integra la doctrina católica.
Las Cruzadas fueron un acto de defensa. La leyenda negra sobre las Cruzadas es fruto de las obras de sir Walter Scott (1771-1832) y de Joseph Francois Michaud (1767-1839).
¿La verdadera fraternidad resulta de una igualdad completa? ¿O más bien de una igualdad fundamental templada por una escala de valores diversificados y jerarquizados?
Un cuento que ilustra bien, como los lobos siempre serán lobos y que las ovejas deberán cuidarse siempre de ellos.
A los plebeyos retirados en el Monte Sagrado, el patricio Menenius Agrippa relata el apólogo siguiente: “En los tiempos en que no reinaba todavía la armonía en el cuerpo humano, y donde cada miembro tenía su libre acción, todas las partes del cuerpo se indignaron de que todos sus esfuerzos no condujesen sino a satisfacer
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En una democracia desvirtuada, la libertad se transforma en tiranía y la igualdad degenera en nivelación mecánica. La libertad, en cuanto deber moral de la persona, se transforma en una pretensión tiránica de dar libre desahogo a los impulsos y a los apetitos humanos.
«Opus Justitiae pax»: la paz es el fruto de la justicia. En el caso de la legítima defensa, la guerra es un derecho indiscutible. En el caso de la guerra santa, no existe sólo un derecho, sino un deber.
¿Por qué estamos obligados a seguir las normas establecidas por Dios? Si queremos actuar de modo diverso, ¿no podemos usar de nuestra libertad? ¿Estos principios de conducta instituidos por Dios no son simples consejos?