La Asunción de Nuestra Señora
15/08/2024 | Por Acción FamiliaA propósito de la Asunción de la Virgen, una bella leyenda iluminó en otros siglos la vida de los cristianos con soberanas claridades.
A propósito de la Asunción de la Virgen, una bella leyenda iluminó en otros siglos la vida de los cristianos con soberanas claridades.
Las Cruzadas fueron un acto de defensa. La leyenda negra sobre las Cruzadas es fruto de las obras de sir Walter Scott (1771-1832) y de Joseph Francois Michaud (1767-1839).
Toda virtud, todo pensamiento que no acaba por convertirse en una pasión, jamás producirá algo grande. Sin una pasión legítima, nada se alcanza: la vida carece de objetivo; ¡se arrastra una vida inútil!
San Ignacio quiso fundar una Orden de Caballería, una Orden de batalla, lucha, guerra. Pero entendiendo que esta Orden debería luchar exclusivamente por la Iglesia, exclusivamente por los valores espirituales; dejar de lado cualquier preocupación de ser un personaje humano o temporal.
Existe una piedad deformada para la cual el santo es una persona que cumplió a duras penas, con el catecismo, como quien bebe un remedio amargo, con el cual no tiene afinidad ninguna.
¿Ponemos en nuestras oraciones una confianza extrema, algo del absolutismo del niño que solicita a su madre un objeto que desea con empeño; o el de esos pequeños mendigos que nos persiguen y a fuerza de importunidad son atendidos?
Un universo de criaturas iguales sería un mundo en que se habría eliminado, en toda la medida de lo posible, la semejanza entre criaturas y Creador. Odiar, en principio, toda y cualquier desigualdad es, pues, colocarse metafísicamente contra los mejores elementos de semejanza entre el Creador y la creación, es odiar a Dios.
Se trata de soldados cobardes que deponen las armas ante la simple presencia del enemigo, o de traidores que pretenden a toda costa hacer las paces con los opositores, a saber, con el enemigo irreconciliable de Dios y de los hombres
El 20 de julio, la Iglesia conmemora uno de los personajes más fascinantes y quizás aún más misteriosos de la historia: San Elías profeta.
En la Civilización cristiana la estructura familiar orgánica inspiraba todas las relaciones humanas y las instituciones del orden social.