San Elías profeta, fundador del Carmelo
20/07/2024 | Por Acción FamiliaEl 20 de julio, la Iglesia conmemora uno de los personajes más fascinantes y quizás aún más misteriosos de la historia: San Elías profeta.
El 20 de julio, la Iglesia conmemora uno de los personajes más fascinantes y quizás aún más misteriosos de la historia: San Elías profeta.
En la Civilización cristiana la estructura familiar orgánica inspiraba todas las relaciones humanas y las instituciones del orden social.
Vivimos en una época de decadencia moral, quizá sin precedentes en la historia de la humanidad. La Santísima Virgen en Fátima pidió que los hombres hicieran oración y penitencia, si querían evitar los castigos que se abatirían sobre el género humano.
En el siglo XVIII los hombres que se consideraban «modernísimos» ya venían con la idea de que era necesario «ceder para no perder» ante la Revolución. Es la misma impiedad expresándose por las mismas formas y buscando acobardar de la misma manera…
La causa de la unión de los malos es el odio al bien. Ellos cuentan con la simpatía y connivencia de los «moderados», quienes antipatizan con la Contra‒Revolución. Las victorias de los radicales se deben a la timidez, ceguera, debilidad y resignación de los “moderados”
Una sociedad inorgánica se parecería a una máquina: todas sus partes serían movidas por la voluntad de un único agente externo y centralizado, de la misma manera que se arranca una máquina. Es el ideal socialista.
Famoso publicista analiza símbolos e instituciones católicas tradicionales desde el punto de vista del marketing
En una democracia desvirtuada, la libertad se transforma en tiranía y la igualdad degenera en nivelación mecánica. La libertad, en cuanto deber moral de la persona, se transforma en una pretensión tiránica de dar libre desahogo a los impulsos y a los apetitos humanos.
Santo Tomás enseña que Dios no podría haber creado todas las criaturas iguales, porque ninguna criatura tiene la posibilidad de reflejar adecuadamente la belleza de Dios, porque la criatura es limitada y Dios es infinito.
«Opus Justitiae pax»: la paz es el fruto de la justicia. En el caso de la legítima defensa, la guerra es un derecho indiscutible. En el caso de la guerra santa, no existe sólo un derecho, sino un deber.