¿Una bandera de color gris?
08/02/2024 | Por Acción Familia
Los diversos procesos revolucionarios que conmovieron el siglo XX tuvieron como característica central la masificación de las personas. La invasión digital parece agravarla.
Los diversos procesos revolucionarios que conmovieron el siglo XX tuvieron como característica central la masificación de las personas. La invasión digital parece agravarla.
Los movimientos anarquistas actuales adoptan una ideología amoral y rechazan toda civilización. Son los neobárbaros. Se trata de los frutos de la apostasía que son peores que los del paganismo.
La explosión protestante, la Revolución Francesa y la Revolución Comunista constituyen tres fases de un movimiento inmenso: uno por su espíritu, por sus objetivos y por sus métodos.
Libro que analiza las causas y los remedios de la crisis de la Civilización cristiana en Occidente
El mundo de hoy, la familia, y particularmente nuestro País, necesitan urgentemente la paz. Esto que parece imposible de alcanzar, lo ofreció la Santísima Virgen en Fátima si atendemos a sus pedidos.
El socialismo ataca a la familia en tres frentes simultáneos, que se apoyan mutuamente: el jurídico‒institucional, el educativo, y el de las costumbres. El socialismo tiene en vista producir un cambio fundamental e irreversible en el hombre y en la sociedad, de acuerdo con una concepción filosófica radicalmente atea, igualitaria y libertaria.
Para Karl Marx sólo la implantación de la igualdad completa, haría posible la desaparición de la concepción religiosa del mundo.
Lecciones de la Historia para nuestros días. En el siglo XIX aparecieron en Francia muchos falsos profetas que tomaban la actitud de reivindicadores de los derechos del pueblo, que ofrecían una era de libertad, igualdad y fraternidad. Esos profetas vestidos con piel de oveja, habrían de mostrarse en la realidad como lobos rapaces.
La ronda macabra del caos parece haberse adueñado de nuestro País. Algunos creen estar soñando y otros sufren una realidad peor que cualquier pesadilla. ¿Hacia dónde vamos? Veamos.
Las instituciones católicas, porque son de origen sobrenatural, tienen una fuerza extraordinaria. No pueden ser destruidas Por sus representantes son totalmente fieles a su misión. Para destruirlas, la Revolución utiliza dos máquinas: la putrefacción interna de nuestras filas: esta es la máquina decisiva; y otra, la que derriba la muralla podrida.