Un parentesco no casual…

Hoy quería hacer algunas consideraciones, sobre una cierta afinidad existente entre Santa Teresa de los Andes y nuestro querido Luis del Sagrado Corazón Montes.

Esta afinidad incluso podría revestir el carácter de parentesco a distintos títulos.

Los orígenes de las familias de ambos se remontan a un Señor apellidado Montes del Solar.

Por otro lado, los dos estudiaron en colegios análogos. Luis en el Colegio de Los Sagrados Corazones y Santa Teresa en el del Sagrado Corazón. Bueno, y no en vano Luis tenía de segundo nombre: del Sagrado Corazón, de quien siempre fue particularmente devoto.

Ambos de familias tradicionales, alternando vida urbana y vida rural.

Pero sin duda el parentesco más importante era la pertenencia de los dos a la Orden del Monte Carmelo. Ella Carmelita Descalza, y él de la Orden Tercera del Carmen (Además de su ejemplar militancia toda su vida en Tradición, Familia y Propiedad).

Un parentesco más sutil, pero a mi juicio igualmente evidente, se manifiesta en la forma de escribir, impregnada de un fervor y amor por Dios, tan característicos de San Elías y, por ende, de la Orden del Carmen, de la que es fundador. Un denominador común en sus textos es un ardiente celo por la causa de Dios.

En concreto en un artículo de él: «Generosos y tacaños», y un escrito del colegio de ella: «Demoledores y creadores».

El de Luis titulado: «Generosos y tacaños» dice así:


«La sociedad es como una torre: cuanto más sólidos y profundos son sus cimientos, más alta puede ser su construcción.

«El fundamento de la familia y, por lo tanto, de la sociedad es la moral. Si esta base es insuficiente, cuanto más alta vaya siendo la torre de la civilización, mayor y más próxima será su ruina.

«Y, cuando los escombros que llenen la tierra hayan demostrado la debilidad del edificio, los arquitectos de torres de Babel envidiarán la casa de amplios cimientos y de una altura proporcionada que desafía a las intemperies y se burla del tiempo.

«La Iglesia, que pudo actuar libremente hasta el siglo XIV, puso profundos cimientos para después construir sobre ellos no un monumento vano de un orgullo temerario, sino el edificio fuerte y admirable de prudencia y de sabiduría que fue la Civilización Cristiana. Los fundamentos que restan, aún hoy soportan el peso inmenso de un mundo que se desmorona.

«Los gérmenes que amenazan nuestra existencia, nacieron de la inobservancia de las leyes de Dios y de la Iglesia.

«Hoy como ayer, una inmensa cantidad de hombres, organizados y actuando en diversos niveles, continúan socavando estos fundamentos: son los que se auto-titulan “liberales”, “generosos”, , hombres “modernos” y de “espíritu amplio”. Bajo diversos pretextos y sofismas, van llevando a la masa incontable de los “prudentes” a aceptar la construcción paulatina de un mundo sin Dios ni ley.

«Ellos acusan a quienes se oponen a sus designios de tacaños, mentes estrechas y sin generosidad, cuando no de fascistas y otros epítetos intolerantes».

* * *

El escrito de Teresa de Los Andes, titulado «Demoledores y creadores», es más largo y por ello creo que sólo con la introducción servirá para claramente establecer la comparación:

«Hay un poder siempre reinante, una dinastía que no conoce ocaso, una luz que jamás se extingue, y este poder ha sido siempre combatido, esta dinastía sin cesar perseguida, esta luz ha estado continuamente circundada de tinieblas. He aquí la eterna historia del poder de la Iglesia; de la dinastía del Papado; de la luz, de la verdad.

«Mientras todo pasa y fenece a sus pies, mantienes la Iglesia erguida, porque está sostenida por el poder de lo alto.

«Descorramos el telón del escenario de los pueblos modernos, y veremos que en cada siglo, los hijos de la Iglesia tienen que llevar a sus labios la trompeta guerrera. Esta lucha no terminará porque eterno es el antagonismo entre la sombra y la luz. Mientras los hijos de la sombra demuelen, los hijos de la luz regeneran. De allí el título que adoptamos: «Demoledores y Creadores».
(Como el escrito de Juanita es una preciosidad de comienzo a fin, les dejo el vínculo por si lo quieren leer Demoledores y creadores)

* * *

Así, a través de estos paralelismos y afinidades, podemos ver cómo Luis del Sagrado Corazón Montes y Santa Teresa de Los Andes, a pesar de vivir en épocas distintas y en contextos diferentes, comparten una misma pasión por la verdad, la fe y la dedicación a la causa de Dios. Su vida y su obra nos invitan a reflexionar sobre la importancia de los cimientos sólidos, aquellos que nos anclan a lo eterno, frente a las construcciones vacías que amenazan desmoronarse con el paso del tiempo. En ellos, resuena el mismo espíritu de lucha por mantener la luz de la Iglesia frente a las tinieblas del mundo, y nos enseñan que, a pesar de las adversidades, siempre hay lugar para la creación, la regeneración y la esperanza en el amor de Dios. Que sus ejemplos de fervor y entrega nos inspiren a ser también, como ellos, ‘creadores’ en el sentido más profundo de la palabra: aquellos que edifican, con cada acción, una civilización sólida, guiada por los principios que nunca pasan.

 

Juan Barandiarán

 

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26/12/2024 | Por | Categoría: Ambientes Costumbres, Documentos, El Chile que supo soñar, General
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