Madre del Buen Consejo, ruega por nosotros en este siglo de confusión

Imagen milagrosa de Nuestra Señora de Genazzano

¿Cuál es la actualidad de esta devoción? Sin duda, en nuestra época, tan aflijida y conturbada, incontables son las almas que necesitan, a este o aquel título, un buen consejo.

Nada pueden hacer ellas de mejor que implorar el auxilio de Aquella que la Santa Iglesia, en la letanía lauretana invoca como “Mater Boni Consilii”.

Sin embargo cumple ponderar que un consejo es de tanta mayor validez, cuanto mayor fuere la importancia del asunto sobre el cual versa.

La necesidad de un buen consejo…

Por esto, supremamente importante son para cada uno los consejos necesarios para conocer a respecto de sí mismo -dentro de la tempestad de tinieblas del siglo XXI- los designios de Nuestra Señora y los medios aptos para realizarlos.

Aquí hay un primer título para afirmar la particular actualidad de la devoción a Nuestra Señora de Genazzano, en este siglo que podrá pasar para la Historia como el siglo de la confusión.

Inclusive, si ampliamos nuestros horizontes más allá de la esfera individual, y consideramos en una perspectiva histórica la crisis por la cual hoy pasa la Iglesia de Dios, no podremos dejar de ponderar que aún aquí la humanidad necesita como nunca de un buen consejo de la Virgen de las vírgenes.

…en medio de la actual la confusión

Parecerá tal vez excesivo, para algunos lectores, que afirmemos ser éste el siglo más confuso de la Historia. Sin embargo, entre las múltiples pruebas que esta aseveración comporta, es necesario ponderar una, que por sí misma justifica nuestra afirmación.

En efecto, sería difícil constatar que en algún tiempo la confusión haya sido mayor en los medios católicos de que en el nuestro.

Por cierto, hubo épocas en que la Iglesia pareció afectada por una confusión más grave. Así, las crisis a lo largo de las cuales los antipapas dilaceraban el Cuerpo Místico de Cristo, o la lucha de las investiduras que dividió durante mucho tiempo el Occidente Cristiano, lanzando el Sacro Imperio contra el Papado. Pero estas crisis, o eran más de rivalidades personales que de principios, o ponían en juego sólo algunos principios, si bien que básicos, de la doctrina católica.

La libre circulación de los errores

Actualmente, por lo contrario, no hay error, por más craso y rotundo, que no procure revestirse de un ropaje más o menos nuevo para obtener libre tránsito en los Ambientes católicos. Se puede decir que asistimos en nuestro propio medio al desfile de todos los errores, farisaicamente disfrazados con piel de oveja, para solicitar la adhesión de católicos incautos, superficiales o poco devotos de nuestra Fe. Y, ante esa maniobra, ¡cuántas concesiones, cuántas falsas prudencias, cuánto criminal noviazgo con la herejía!

En esta atmósfera que ya sugirió a Pablo VI algunas graves advertencias, la confusión es tan grande, que en no pocos ambientes los católicos observantes y celosos de la ortodoxia son mal vistos y sospechosos, mientras que la turbamulta de las víctimas de los errores disfrazados se conduce con la desenvoltura de quien fuese dueño de la casa.

Trazado este cuadro, pensamos con afecto y con aprensión en las muchas almas sin mayores estudios religiosos.

¡Cuan necesario les es el buen consejo de Nuestra Señora, para vencer la confusión!

El Camino, la Verdad y la Vida

La Iglesia puede decir, analógicamente, las palabras de Nuestro Señor; “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”, (Juan, XIV, 6). Si en los ambientes católicos sopla la confusión, es inevitable que ésta se extienda a todos los otros dominios de la existencia. Y, en la Iglesia no puede haber confusión mayor que la de los principios.

Es natural, pues, que afirmemos ser éste nuestro siglo, el siglo de la confusión, y que de nuestros labios suba una súplica para la Madre de Dios: “Nuestra Señora del Buen Consejo, rogad por nosotros, y ayudadnos a permanecer fieles al Camino, a la Verdad y a la Vida, en medio de tanto extravío, de tanta mentira y de tanta muerte”.

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25/04/2024 | Por | Categoría: Formación Católica
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