La pérdida de la capacidad de admirar lo bello, lo noble y lo trascendente ha influido en el deterioro de nuestra cultura y civilización. El mal llamado «progreso» ha transformado la forma en que valoramos y apreciamos lo que es superior. La admiración, es una virtud fundamental, y la clave para restaurar la dignidad y el orden que hemos perdido.

Este bonito cuadro me dejó pensativo, por la delicadeza, equilibrio y finura de esa mujer tan elegante. El lienzo plasma con gran acierto un ambiente de leveza y distinción, como si fuera una ventana abierta hacia el pasado. Creo que esta pintura simboliza los valores que hemos perdido con el tiempo
Bajo el pretexto de un progreso que prometía libertad y modernidad, hemos sustituido lo bello por lo práctico, lo elegante y lo refinado por lo vulgar y lo intrascendente, sin darnos cuenta de lo que estábamos perdiendo. Se abandonaron los modales educados y esmerados, en favor de lo espontáneo y no pocas veces extravagante, acabando de ese modo con la cultura y la civilización. Nos cansamos del buen gusto y lo cambiamos por la vulgaridad, la inexpresividad que hoy día se observa por doquier.
Fue una transición apenas si darnos cuenta, donde perdimos uno de los tesoros más preciados y de nuestros derechos más sagrados: el de vivir en un ambiente, sereno, noble, digno, elegante, sensato, ordenado y de buen gusto, que haga la vida verdaderamente digna de ser vivida.
Este cuadro es un buen ejemplo de cómo fuimos ayer. Vemos a una mujer, como un amigo mío decía, como símbolo de algunos valores muy elevados, que fácilmente la brutalidad masculina masacra. Y que por otro lado fácilmente deslumbran al hombre. Por eso mismo ella es acreedora a tener una precedencia para el hombre, como el individuo coloca delante de sí un símbolo, en cuanto símbolo de ciertos valores para él. Así como el hombre coloca una bandera delante de sí.
Pero para eso hay que saber admirar…!!!
Hoy en día, lo que pertenece a una categoría superior, ya sea una mujer elegante, un hogar acogedor o un símbolo de autoridad, es rápidamente denigrado. ‘Oprimida’, ‘explotada’, ‘privilegiada’. La negación sistemática de lo admirable ha tomado el lugar del respeto, la valoración y el sentido común. Es, en definitiva, una justificación para nunca admirar.
Al admirar lo que es superior a nosotros, no solo crecemos y nos perfeccionamos, sino que nos acercamos a la imagen de Dios, quien es la Perfección misma. Por la admiración, nos transformamos y nos asemejamos a Él.
Pensando en ello, yo diría que Chile empezó a decaer cuando la admiración desertó de Chile, entró la envidia, la lucha de clases, el odio, y la gente en vez de querer progresar cada uno y alegrarse con el bien de los otros, empezó querer compararse y a querer rebajar a los demás. En definitiva cuando la gente se apartó del espíritu Católico.
El resultado es lo que vemos todos los días…
Aunque parezca difícil, existe la posibilidad de volver atrás. Podemos comenzar a recuperar nuestra capacidad de admirar, a valorar lo bueno, lo bello y lo verdadero, y a restaurar el espíritu de dignidad y orden que alguna vez supimos apreciar. Solo así podremos restaurar la dignidad y el orden que hemos perdido, devolviendo el alma a nuestra cultura.
No era en vano que un gran Santo decía: «Admirar lo bello nos hace buenos, practicar el bien nos hace bellos».
Respuesta a Tomás Edo. Concha S.: Si, es claro Don Tomás. Era apenas una puntualización. Muy necesaria esa «reacción firme y categórica» que Usted menciona. Saludos.
Acción Familia:
La SANTA MADRE IGLESIA, es y se representa por los hombres consagrados a ella.
A ellos se refiere mi comentario.
El humo de satanás contaminó a algunos de ellos, es por eso que pido humildemente una reacción firme y categórica de parte de la Santa Iglesia, para así hacer que los fieles vuelvan a Ella y se pueda con autoridad recuperar los valores fundamentales de su existencia. Saludos
Respuesta a Tomás Edo. Concha S.: Estimado Don Eduardo, gracias por su comentario. Yo apenas haría una puntualización, que me imagino y que Usted comparte con nosotros. La Santa Iglesia Católica, en realidad es Santa y sin mancha, los que formamos partes de Ella somos los que muchas veces andamos mal y muy mal. Yo más bien haría referencia a las Autoridades Eclesiásticas y no a la Santa Iglesia. Usted ciertamente oyó hablar del «humo de satanás» que penetró en la Iglesia, en aquella famosa alusión de Pablo VI. Saludos.
Estimados hermanos, comparto totalmente el comentario precedente. No obstante, me permito sugerir que, si hemos llegado a este nivel de mediocridad en nuestra convivencia, esto ha sido por una no menor culpa de nuestra SANTA IGLESIA CATÓLICA.
La Iglesia Católica por desgracia es la mayor culpable de la perdida de los valores trascendentales de nuestra doctrina cristiana basada en las enseñanzas de nuestro Señor.
Sacerdotes corruptos, mal elegidos, un PAPA de clara tendencia izquierdista y poco claro frente al actual estado actual de los pecados internos de los componentes del clero.
Me parece muy necesario para retomar la senda de DIOS que se produzca por parte de la Curia una real toma de conciencia del estado actual de nuestra realidad y con fortaleza y humildad reconozcamos los errores de nuestras máximas autoridades empezando por nuestro actual PAPA. Que DIOS los bendiga a todos ustedes
Recrearse admirando el cuadro es, en efecto, como abrir una ventana hacia el pasado y respirar profundo el aire diáfano que por ella entra. Muy oportuna reflexión, que apunta el camino a seguir: recuperar nuestra capacidad de admirar, a valorar lo bueno, lo bello y lo verdadero, y restaurar el espíritu de dignidad. Enhorabuena por estos post tan prácticos y útiles.