Comiendo frente a una pantalla: Un Retroceso a la Barbarie.

Necesitamos volver a la mesa común, a los momentos compartidos de comida y conversación, para poder restaurar el contacto humano genuino, el afecto verdadero y, sobre todo, el sentido de sociabilidad que hoy está amenazado por la inmediatez y el aislamiento que impone la tecnología.

La comida compartida ha sido, desde los tiempos más remotos, un símbolo de unión, de civilización y de convivencia humana. Sentarse alrededor de la mesa, con las costumbres y rituales que acompañan al acto de comer, ha sido una constante en las sociedades a lo largo de la historia. Sin embargo, en nuestra época moderna, donde las pantallas han invadido todos los aspectos de la vida diaria, este acto tan esencial de compartir la comida está desapareciendo, llevando con ello, no solo el acto de comer, sino también el sentido profundo de la sociabilidad y la civilización.

Algunas voces han alertado sobre el peligro de este cambio. Ciertamente se trata de un retroceso cultural y social que estamos viviendo. Lejos de avanzar hacia una sociedad más armoniosa y culta, la ausencia de normas, de educación, de rituales y de convivencias significativas podría estar llevándonos hacia un desmoronamiento social similar al caos que se vivió en Europa después de la caída del Imperio Romano.

Un Mundo Sin Normas: El Caos Posterior al Imperio Romano

Tras la caída del Imperio Romano, Europa vivió un largo período de anarquía y desorden, caracterizado por la falta de instituciones que pudieran mantener la cohesión social. Las costumbres y los ritos que antes unían a las personas y que daban sentido a la vida cotidiana desaparecieron en gran parte, lo que sumió a las sociedades europeas en un caos de luchas tribales, violencia y disolución cultural. Este caos post-romano nos muestra las consecuencias de la decadencia de las normas sociales.

Hoy en día, sin llegar a ese extremo de barbarie, vivimos en una situación similar. La creciente individualización de la sociedad, el abandono de la Familia tradicional y la falta de educación en valores nos están empujando hacia un modelo de vida donde las personas se aíslan, incluso a la hora de compartir una comida. Comer frente a una pantalla, caminar por las calles con los ojos fijos en el móvil, se ha convertido en una forma de vida que rompe el tejido social que se construye a través de la conversación, la interacción y los rituales compartidos.

La Desaparición de la Mesa Común: Un Signo de la Crisis Cultural

El acto de comer juntos ha sido siempre un acto civilizatorio, un acto que unía a las personas, que favorecía la comunicación, el afecto y el sentido de unión. En la cultura cristiana, la mesa ha sido también un símbolo de la Eucaristía, el sacrificio y la unión en Cristo. La Sagrada Escritura está llena de momentos cruciales donde la comida juega un papel central: desde las bodas de Caná, donde Jesús realiza su primer milagro, hasta la última cena con los apóstoles, donde instituye el sacramento de la Eucaristía.

Sin embargo, el abandono de estos rituales y la inclusión de la tecnología en la mesa, especialmente en la forma de pantallas, están haciendo que perdamos la dimensión sagrada y humana de la comida compartida. La desvinculación familiar y la despersonalización de la comunicación están contribuyendo a esta disolución cultural. La mesa, un espacio que debería ser de encuentro y fraternidad, se está transformando en un lugar de aislamiento.

El Retorno a la Barbarie: El Desenlace de la Desconexión Social

Al igual que en los primeros siglos después de la caída del Imperio Romano, cuando las civilizaciones se desmoronaban y la vida cotidiana perdía sentido, la ausencia de normas, de educación y de rituales en la actualidad nos empuja a una especie de retroceso cultural. No es muy difícil entender que, sin estructuras sociales que promuevan la convivencia y el respeto mutuo, terminamos regresando a una especie de caos primitivo, donde las relaciones se vuelven superficiales, fragmentadas y carentes de significado profundo.

La mesa, como espacio de convivencia, de transmisión de valores y de tradición, es uno de los pilares de la cultura humana y cristiana. Cuando esta costumbre se pierde, nos enfrentamos a una sociedad más fría, menos conectada y menos capaz de mantener el orden social. El compromiso, la benevolencia y la educación de la voluntad en los principios cristianos empiezan a desaparecer, dejando un vacío emocional y espiritual.

La Tecnología: El Final de la Conversación

Hoy, vemos con frecuencia cómo grupos de jóvenes se reúnen en cafeterías o restaurantes, pero en lugar de conversar, cada uno está sumido en su pantalla. Esta actitud refleja la desconexión de los individuos no solo entre sí, sino también con la tradición y los rituales que dan sentido a la vida humana. En lugar de compartir una comida y entablar una conversación que nos enriquezca como personas, preferimos sumergirnos en el mundo virtual, donde las emociones y los vínculos humanos se diluyen.

Conclusión: Volver a la Mesa Común

La respuesta a este retroceso hacia una sociedad deshumanizada no está en la búsqueda de soluciones tecnológicas, sino en recuperar los rituales y normas que han dado cohesión a las comunidades durante siglos. Necesitamos volver a la mesa común, a los momentos compartidos de comida y conversación, para poder restaurar el contacto humano genuino, el afecto verdadero y, sobre todo, el sentido de comunidad que hoy está amenazado por la inmediatez y el aislamiento que impone la tecnología.

En lugar de seguir el camino hacia la disolución de las costumbres y el individualismo, es hora de volver a los valores fundamentales, de recuperar la tradición y de hacer de la mesa un lugar sagrado, no solo para la comida, sino para la sociedad misma.

Adaptación libre del artículo: https://reinareenespana.org/las-comidas-frente-a-una-pantalla-nos-llevan-de-vuelta-a-la-prehistoria/

Crédito fotográfico: Imagen creada con IA por la página https://reinareenespana.org

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27/12/2025 | Por | Categoría: Ambientes Costumbres, Decadencia Occidente, Educación, Familia tradicional, Formación Católica, Tendencias
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