
Chenonceaux: es un castillo considerado una de las «joyas» del Valle del Loira, Francia, construido sobre los cimientos de un antiguo molino sobre el río Cher, afluente del Loira, entre 1515 y 1522. Años después, hacia 1560, la reina Catalina de Medici hizo construir la galería sobre el puente. ¡La impresión que da el castillo de Chenonceaux, a primera vista, es de entusiasmo!
¿Cuál es la razón por la que produce este sentimiento?
Imaginemos que fuera un castillo construido en la tierra, y que, en vez de correr un río por debajo de él, pasara un camino polvoriento común, que permitiera el tránsito de carretas, automóviles, etc. ¿No es cierto que el castillo perdería al menos el cincuenta por ciento de su encanto?
Con esto queda claro qué utilizó su constructor para producir esta sensación de embriaguez. Era un trabajo basado en el siguiente principio: todo lo que se refleja en el agua gana en belleza.
Se tiene una sensación paradisíaca viendo las aguas del río fluir tan plácidas, marcadas por el azul del cielo, y el castillo que se refleja en ellas, reproduciendo la imagen de sí mismo.
Se puede apreciar que la mayor belleza del castillo radica en la realización de esta idea tan original de construir una parte del mismo sobre un puente. Y esto de tal manera que, por así decirlo, parece un cisne sobre el agua. Este es un castillo-cisne. Flota en el agua como si fuera una fantasía, una cosa irreal, ¡un sueño!
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Por otra parte, cuánta armonía fue puesta, según el espíritu francés, en esta portentosa obra de arquitectura.

El castillo consta de tres elementos bien diferenciados. El primero de ellos es el puente con sus arcos, sobre el que se construyó el ala más ligera del edificio. El segundo elemento es el cuerpo central del castillo. Y finalmente, a la izquierda, un torreón -que debe ser lo que queda de una antigua fortaleza medieval- sólido, achaparrado, grande, y que produce la sensación de estabilidad, en grado sumo.
Llama la atención el contraste entre los arcos del puente, tan diáfanos y ligeros, y la pesada base de la parte central. Esta mezcla de firmeza, estabilidad y delicadeza forma un contraste armónico de cualidades opuestas, que acentúa la seducción inherente a esta parte del edificio.
Son los tres elementos sucesivos los que dan al castillo su encanto y explican su belleza.
Al fondo, se puede ver un espléndido jardín. Un rectángulo presenta hermosos diseños y vegetación, con esa hierba esmeralda de Europa que aquí no se conoce.
Tal jardín está arreglado y «peinado» de tal manera que no puede ser mejor. Para compensar lo extremo de la disposición, hay una floresta «despeinada», puramente silvestre, que completa por completo el panorama.
En otras palabras, todo lo que parece espontáneo ha sido estudiado con extraordinaria sagacidad, para provocar un efecto de conjunto. Pero hecho con tal perfección, que la noción de armonía nace sin que la mayoría de la gente sea capaz de explicarla.
La esencia de la armonía es precisamente que no se pueda precisar, a simple vista, en qué consiste, requiriendo mucha atención para definirla…
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Extractos de una conferencia impartida por el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira a los miembros y cooperadores de la TFP, el 2 de enero de 1969. Sin revisión del autor.
Ambientes, costumbres y civilizaciones
Crédito: (*) Vista aérea del Château de Chenonceau sobre el río Cher en Chenonceaux, departamento de Indre-et-Loire, Francia. Foto original de Lieven Smits, licenciada bajo GNU Free Documentation License y Creative Commons BY-SA 3.0. Capturada el 10 de octubre de 2009 con una Nikon D60. – (**) Panorama del Château de Chenonceau, Indre-et-Loire, Francia. Imagen derivada de la foto original de Ra-smit, retocada por Caspian blue. Licenciada bajo GNU Free Documentation License y Creative Commons BY-SA 3.0. Fecha de captura: 16 de julio de 2008.