La izquierda nunca ha sido tan impopular y la derecha tan indefinida

Vivimos en el extraño crepúsculo de la posguerra. Las grandes narrativas modernas se están desmoronando. Abundan las paradojas donde antes reinaban las creencias seguras.

Los liberales han afirmado a menudo, por ejemplo, que la historia avanza siempre e ineludiblemente hacia la izquierda. Hoy en día, la izquierda está en declive en todo el mundo y se enfrenta a un futuro muy incierto. Por otro lado, muchos afirmaban que las formas y certezas tradicionales estaban destinadas a desaparecer. Sin embargo, el conservadurismo está en auge, aquellas ideas que se pensaban en declive ahora son cada vez más populares.

Hemos alcanzado una situación sorprendente en la que los polos políticos se han invertido. Los grupos de derecha se están convirtiendo en partidos obreros conservadores, mientras que la izquierda abraza a las pseudo-élites ricas y los académicos.

Cómo llegamos aquí

Tal vez aún más misterioso es cómo hemos llegado a este punto. Cada parte ha seguido una estrategia diferente.

La izquierda se encuentra en un estado desolador porque sus activistas cometieron el error de duplicar sus programas impopulares y «woke», desconcertando a los votantes. Es decir, la izquierda ha perdido atracción porque insiste en ser fiel a sí misma.

La derecha ha avanzado atacando con gran eficacia los absurdos programas de la izquierda. Sin embargo, ha cometido el error de abandonar muchos de sus principios fundamentales. La etiqueta de conservador ahora puede significar muchas cosas diferentes. La derecha se pone en peligro insistiendo en no ser fiel a sí misma.

El resultado es una curiosa lucha, típica de nuestra posmodernidad, que el ex presidente checo Václav Havel definía como una situación en la que «todo es posible y nada es seguro».

La izquierda está en crisis

De hecho, en 2024 ocurrió lo que parecía imposible. Todo se desplazó hacia la derecha, en todas partes, en todos los continentes, en la mayoría de los principales países. Los partidos de izquierda perdieron estrepitosamente una elección tras otra.

Las nuevas tendencias están rompiendo los patrones de votación de la izquierda de larga data en todas partes. Un extenso artículo del diario británico The Telegraph analiza los resultados electorales en todo el mundo, concluyendo que los partidos de izquierda son «más impopulares ahora que en cualquier otro momento desde el final de la Guerra Fría». En general, las derechas han salido victoriosas, obteniendo un promedio récord del 54,6% de los votos en 73 países democráticos en 2024.

Una panorámica de la crisis

Esta tendencia es particularmente dominante en Estados Unidos, la Unión Europea y Europa del Este. La reciente reelección del presidente Donald Trump coronó la creciente marea de victorias conservadoras. A lo largo de 2024, muchas naciones reafirmaron la tendencia dominante en Estados Unidos, rechazando los mandatos sobre inclusión, ecología y «wokismo», impuestos por los izquierdistas celosos.

The Telegraph informa que incluso América Latina está girando hacia la derecha con victorias como la de Javier Milei en Argentina. Aunque la izquierda sigue estando al frente en el total de votos, su margen de victoria en América Latina ha sido el más bajo en más de treinta años. Tendencias similares se han manifestado en Sudáfrica, donde el Congreso Nacional Africano (ANC) perdió la mayoría parlamentaria por primera vez desde 1994.

Una ideología agotada

El informe de The Telegraph ilustra cómo la izquierda ya no es capaz de inspirar o unir a los grupos electorales, como esa clase obrera que siempre consideró su feudo. Sus activistas están unidos en torno a una ideología agotada, carente de liderazgo y dinamismo.

La izquierda comprometida se enfrenta a los votantes desconcertados por la última serie de cambios revolucionarios que se han llevado demasiado lejos y demasiado rápido. El wokismo, el activismo transgénero y la locura ambientalista han provocado que los votantes se rebelen.

Por lo tanto, es fácil interpretar la parábola descendente de la izquierda. Sin embargo, la situación a la derecha no está tan definida. De hecho, el fracaso de la izquierda es mucho más claro que las victorias de la derecha. Podemos decir que nunca la izquierda ha sido tan impopular y la derecha tan indefinida.

Oportunidades perdidas para la derecha

La derecha ha aprovechado las vulnerabilidades de la izquierda. Sin embargo, no ha presentado un programa unitario para defender los temas que antes la definían. El mensaje de la derecha está confundido en una amalgama de modelos populistas, nacionalistas y de otro tipo que tienden a promover modelos económicos y a evitar los temas morales más candentes.

El momento actual de victoria sería la ocasión ideal para reconectarse con las profundas raíces cristianas del conservadurismo, que atraen a las masas espiritualmente hambrientas. Sería el momento de reafirmar los temas morales que siguen siendo populares entre aquellos que han sido despojados por los programas corruptos de la izquierda. Sin embargo, una parte de la derecha presenta de manera poco auténtica ciertas apariencias superficiales de símbolos y retórica cristiana, pero con poca sustancia.

Una cruzada sin Dios

En su libro La cruzada sin Dios: Religión, Populismo y Políticas Identitarias de Derecha en Occidente, Tobias Cremer concluye que estos nuevos modelos políticos favorecen una «idea secularizada de ‘cristiandad'» que ve al cristianismo como un «marcador de identidad cultural» en lugar de una profesión de fe o la práctica de un código moral.

Lo desconcertante de este desarrollo es que, dentro de los adornos cristianos de esta «cruzada», encontramos a quienes afirman representar la causa cristiana pero adoptan ideas paganas, actitudes ateas y extrañas filosofías. 

 

Muchos populistas son irreligiosos, liberales sexualmente y contrarios a un código moral cristiano.

Los peligros de una «derecha dura» suave

La izquierda reacciona lamentándose en alta voz de que estos nuevos partidos y candidatos «de derecha» están imponiendo su cruzada cristiana a la sociedad. Sin embargo, esta llamada cruzada cristiana está vacía de Cristo y de su Cruz.

Entre estos partidos «cristianos de extrema derecha» se encuentra el Rassemblement National de Marine Le Pen, que recientemente contribuyó a incluir el Aborto en la Constitución francesa. De manera similar, la copresidenta del partido alemán de «extrema derecha» Alternativa para Alemania (AfD), la lesbiana Alice Weidel (ella y su compañera, Sarah Bossard, tienen una unión civil y dos hijos adoptivos). Representan un ejemplo estúpidamente opuesto a la moral cristiana tradicional. Algunos conservadores reivindican hoy como a sus «cristianos culturales» a figuras como Elon Musk o incluso el ateo Richard Dawkins, que serían representantes de vagos valores cristianos.

Muchos se engañan a sí mismos pensando que basta con aferrarse a lo exterior del cristianismo sin abrazar auténticamente su moral. Sin embargo, este enfoque de «cristianismo-debilitado» no podrá producir las profundas transformaciones necesarias para cambiar la sociedad.

El camino a seguir

En este crepúsculo de la posguerra, lo que la gente necesita es claridad. La izquierda ha revelado claramente su programa impopular y ha pagado las consecuencias.

La derecha debe seguir oponiéndose a esta agenda y presentar un programa unificado y popular basado en los principios conservadores tradicionales y el orden cristiano. La derecha tiene ventaja porque tiene un modelo atractivo. Debe ser auténtica y proponer con valentía sus principios, no solo una incoherente fachada externa. No debe mezclar su mensaje con elementos extraños que enturbien las aguas.

Si la derecha se aleja de este camino de claridad, no lo hará mejor que la izquierda impopular cuando llegue el día del juicio final.

Por John Horvat enTfp.org

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25/03/2025 | Por | Categoría: Decadencia Occidente, Ideal de sociedad, Política y valores, Tendencias
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5 Comentarios to “La izquierda nunca ha sido tan impopular y la derecha tan indefinida”

  1. Pilar dice:

    Derechas e izquierdas se diluyen al entremezclarse de manera subrepticia o directa.
    En Ecuador se vivieron momentos de mucha tensión. El voto facultativo (adultos mayores y adolescentes) fue decisivo en la segunda vuelta, en gran medida fue respuesta a la voz valiente de Acción y Familia.

  2. Respuesta a Máximo Méndez: No, yo creo que hay un equivoco en su apreciación. El Sr. Horvat, aborda apenas un aspecto, pero él tiene claro que el problema más profundo es como Usted dice: «Modernidad vs. Pensamiento tradicional», mejor dicho Catolicismo auténtico ó ruina…

  3. Máximo Méndez dice:

    El análisis del Sr. Horvat falla en la base. No se puede hablar seriamente de derechas e izquierdas, al menos desde un punto de vista filosófico. Hacerlo es incurrir en un reduccionismo ciego y en una simplificación superficial. Y esto es así porque ambas ideologías están imbuidas de la herejía liberal-progresista, y por eso mismo, en gran medida aliadas contra la cosmovisión tradicional del mundo.Un claro ejemplo es el caso de Marine Le Pen y su apoyo al aborto. La verdadera antinomia es Modernidad vs. Pensamiento tradicional. Mientras no se entienda esto, Occidente (o lo que queda de él) seguirá formando parte de los huéspedes del «hotel del abismo». Tal es, mutatis mutandi, el pensamiento de Ángel Faretta, a quien oigo y leo cada vez con mayor admiración.

  4. Ugo Biheller dice:

    No estoy en absoluto de acuerdo que en Centroderecha no tenga un programa claro.La Magistratura representa el impacto más peligroso para el programa del gobierno y se necesita una reforma urgente vietando composiciones de naturaleza política y de parte.

  5. Maria dice:

    Lo de siempre , mientras el partido esté primero contra toda lógica y anteponiendo ideas ya pasadas y añejas , no pasará nada . Solo el bien Para el país sin retorcidos acuerdos…sería lo más sano .Cuando se dará El país está primero los ciudadanos están primero…

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