El ataque posmoderno a Occidente*

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Se ha puesto de moda atacar a «Occidente», un término que ya no expresa las certezas que alguna vez expresó. Por ello, resultó ser un chivo expiatorio sobre quien descargar muchos de los males del mundo. Tanto la izquierda como la derecha comparten esta crítica. El mundo seguro y unificado que alguna vez representó Occidente ha desaparecido. Por el contrario, la noción de Occidente se ha hecho añicos en mil pedazos. Las teorías de conspiración, las noticias falsas y las narrativas alternativas ponen en duda todo lo occidental.

Por tanto, «Occidente» es un concepto que muchos quieren odiar. La izquierda lo odia por todas las razones comprensibles. Occidente choca frontalmente con su visión errónea del mundo y ve correctamente en ella los restos del patriarcado, la tradición, la moral cristiana, el Estado de derecho, el orden y la fe.

Por otro lado, algunos elementos de la derecha odian a Occidente por razones equivocadas. No tienen las intuiciones de la izquierda, que percibe las profundas raíces cristianas de Occidente. Se trata de una derecha astigmática que ve en Occidente sólo al portador de todos los errores del liberalismo, la ilustración, el materialismo, el globalismo y el secularismo que efectivamente han devastado el mundo moderno.

Ambas corrientes encajan en el marco de la noción moderna de Occidente. Ambas corrientes coexisten desde hace mucho tiempo dentro de su conflictiva narrativa y, durante mucho tiempo, cada lado pensó que podía prevalecer sobre el otro.

Sin embargo, tanto cierta derecha como una izquierda coherente ven ahora la inutilidad de la lucha en el mundo irremediablemente polarizado de hoy. Cada uno de los dos bandos ve al Occidente del otro como objeto de su odio. La intensidad de este odio ha llegado a un punto peligroso en el que ambos buscan la desaparición de Occidente como concepto.

Occidente como concepto

Occidente es un concepto relativamente reciente, desarrollado durante el siglo XIX. Se refiere al legado del canon intelectual del pensamiento griego, romano y cristiano y sus consecuencias estructurales que Europa difundió por el mundo. Los pensadores modernos también entraron en este canon y ayudaron a socavar el orden cristiano de Occidente.

El uso moderno del término Occidente se construyó sobre las ruinas de la Revolución Francesa, que a su vez derrocó a la Civilización Cristiana. La versión secularizada de esta última pasó a ser conocida como civilización occidental, que todavía ofrece algunas reglas útiles de orden y virtud para organizar la sociedad, aunque sin aceptar la influencia rectora de la Iglesia.

Así, este Occidente ha luchado contra muchos errores de la modernidad, especialmente el Comunismo, mientras ha permitido que sus propios errores internos, como el secularismo y el materialismo, crezcan como tumores cancerosos.

La destrucción de las certezas

Hay muchas maneras de destruir conceptos como Occidente. Una forma es corroer sus estructuras socioeconómicas, sus fundamentos culturales o sus vastas redes de influencia. Este proceso está ahora muy avanzado y ha sido muy exitoso.

Sin embargo, una forma mucho más eficaz de destruir el orden occidental es socavar las certezas que lo sustentan. De esta manera es necesario cuestionar todas las narrativas occidentales, haciendo que todo sea incierto, indefinido e inseguro.

Esta destrucción de certezas es dominante hoy, mientras el mundo se proyecta hacia una pesadilla posmoderna, posliberal y poscristiana. La posmodernidad está construyendo otro mundo a su imagen y semejanza, lo que choca con la visión occidental de la realidad.

Suprimir las metanarrativas

El posmodernismo sostiene que el mundo moderno se compone de «metanarrativas» que cuentan grandes visiones del mundo y la historia. Son los prismas a través de los cuales todo tiene sentido y las personas se comprenden a sí mismas. Muchas de estas metanarrativas proporcionan estabilidad, lógica y orden, mientras que otras, como el marxismo, proporcionan lo contrario.

Los filósofos posmodernos como Jean-François Lyotard sostienen que estas metanarrativas son estructuras coercitivas universalmente vinculantes para todas las personas bajo su influencia y, por lo tanto, la sociedad posmoderna debe ser «escéptica con las metanarrativas». Debe «deconstruir» y suprimir estas estructuras si la humanidad quiere progresar.

Occidente es una de estas metanarrativas. Ha llegado a un punto de decadencia que permite que su metanarrativa sea seriamente cuestionada y cuestionada sin piedad.

Así, acontecimientos traumáticos como la crisis del COVID, las guerras actuales y la polarización han hecho que todas las certezas se tambaleen. La gente siente una exasperación ante un establishment decadente , que les empuja a abandonar aquellas visiones a través de las cuales pueden entenderse a sí mismos. Una vez descartadas estas metanarrativas definitorias, se abre el camino para afirmar las cosas más absurdas.

Desesperación e incredulidad

Hoy en día la gente experimenta un sentimiento de desesperación que les lleva a decir que hay que tirarlo todo. No tienes que creer nada; cada uno determina la realidad. El sistema se vuelve tan frágil que una sola declaración puede derribar estructuras imponentes.

Winston Churchill presentado como belicista y villano, en contraste con un Adolfo Hitler que habría querido la paz.

Así, por ejemplo, en una entrevista de Tucker Carlson con Darryl Cooper presentó a Winston Churchill en el papel de belicista y villano, contrastándolo con un Adolfo Hitler igualmente adulterado, que habría querido la paz. La entrevista tuvo repercusión en algunos sectores de la derecha no estructurada. Los comentaristas señalaron con razón que la entrevista puso en duda no sólo el papel de un individuo, sino todo el orden occidental de la posguerra.

De esta manera, las cosas se aceptan al por mayor sin matices ni matizaciones. Estos ataques apuntan a conceptos fundamentales, no sólo a políticas o personas individuales.

El peligro de este ataque

Esta confusión es lo que hace que el ataque posmoderno a Occidente sea tan peligroso. La izquierda radical se distancia de sus raíces occidentales porque el siguiente paso en su proceso de avance es consistente con el proyecto posmoderno de cuestionar todas las certezas, desde los pronombres que se utilizarán hasta las narrativas históricas. La izquierda odia lo que aún queda de la tradición cristiana en Occidente. Por lo tanto, la izquierda acoge con satisfacción tanto la destrucción de Occidente como la participación de la derecha astigmática en este proceso.

Sin embargo, si la derecha abandona la noción de Occidente, no tendrá adónde ir. No puede empezar todo de nuevo. Es absolutamente necesario este rico fundamento del pensamiento y la tradición cristianos para construir algo mejor. Al mismo tiempo, la noción de Occidente todavía representa un obstáculo formidable en el camino de la izquierda hacia el nihilismo. La derecha tiene mucho que ganar defendiendo los valores y principios cristianos occidentales que se oponen a los de la izquierda.

¿Qué significa defender a Occidente?

Defender a Occidente no significa negar los errores, políticas y filosofías muy reales dentro de su narrativa que han causado tanto daño en el mundo moderno. La lucha contra estos males debe continuar e intensificarse.  

Sin embargo, defender a Occidente significa enmarcar el debate de otra manera. Significa afirmar las raíces cristianas de Occidente y los principios que tanto enojan a toda la izquierda. Significa llevar esta lucha a la plaza pública para oponerse a la persecución antioccidental. Significa reconectarse con la virtud sobrenatural y la vida de gracia que constituyen el dinamismo de una contrarrevolución. Como lo demuestra la historia, estos principios y valores perennes, animados por una fe fuerte, pueden regenerar el mundo.

(*) Titulo original: «Por qué debemos oponernos al ataque posmoderno a Occidente»

Por John Horvat, in Tfp.org Traducción de Acción Familia

 

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23/12/2024 | Por | Categoría: Decadencia Occidente, Ideal de sociedad, Revolución Cultural, Tendencias
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10 Comentarios to “El ataque posmoderno a Occidente*”

  1. Respuesta Pilar: Efectivamente, Pilar. Y eso es así, porque que se erigió al Igualitarismo como ídolo y religión de nuestro tiempo…

  2. Respuesta a Edison: Sí, a la Revolución Francesa le habría gustado aniquilar la visión cristiana, pero no lo consiguió. Las bases eran muy santas y sólidas…

  3. Pilar dice:

    Lo cierto es que impera la «dictadura del relativismo» (Benedicto XVI).

  4. Edison dice:

    La revolución francesa no aniquilo la visión cristiana; al contrario, demostró que casi todo occidente es una construcción que tiene sus raíces en el cristianismo. por no decir que occidente se construyó sobre la base de tres pilares: la filosofía selénica, el derecho romano y el cristianismo.

  5. En respuesta a Fernando Romero: Estimado Fernando, nadie defiende a Churchill en lo que hizo mal. Que por cierto lo hizo. Si le las Memorias de Guerra de él, comprobará que no es un personaje tan siniestro como Usted imagina. Ciertamente el Occidente libre le debe mucho. Y no son invenciones, la historia está escrita… En cuanto servir a la «Casa Real Protestante», me hace Usted un poco sonreír ¿Pretendía Usted que sirviera a la Corona Española?… Saludos.

  6. Entiendo y comparto la critica a Hitler. No entiendo en cambio cómo pueden defender a Churchil, responsable parcial de la entrega de Europa oriental al Comunismo (aunque en menor grado que Roosevelt) y servidor de una Casa Real Protestante e intimamente ligada a la Masoneria. Acepto se refute mi acusación. Eso sí, con pruebas serias.

  7. en respuesta a Fulgencio: Su comentario es razonable, pero bastante rebuscado.
    El artículo dice lo que dice, y no lo que Usted dice que «da a entender».
    Evidentemente en un artículo breve, no se pueden levantar todos los problemas relativos a la Crisis contemporánea. De hecho si Usted prestó atención, John Horvat tiene publicados en esta misma web variados artículos que abordan otros aspectos de la Crisis actual.
    Pero si le interesa una amplia visión de conjunto, tiene disponible en nuestra sección Libros: Revolución y Contra-Revolución del Prof. Plinio Correa de Oliveira

  8. Fulgencio dice:

    Buenos días.
    El artículo es bastante superficial, con objetivos loables y sanos pero sin claridad de ideas en la narración, bajo mi punto de vista.
    Por ejemplo poner en solfa lo dicho por Darryl Cooper sobre Churchill así sin despeinarse da a entender que el autor avala las politicas impuestas por los «aliados» tras la segunda guerra mundial, que precisamente son las causantes principales de la actual situación en occidente.
    Por otro lado, esa añoranza de una «derecha» tradicional obvia que ya el mismo concepto de derecha es un hijo de la revolución francesa y por ende de las democracias liberales vigentes, verdaderas promotoras de la descristianización de occidente.
    En fin un artículo más que pretende nadar y guardar la ropa sin meter el bisturí y ahondar para llegar a las verdaderas causas de los problemas actuales de occidente que entre otras y no es la menos importante, se encuentra la actual desafección de la jerarquía eclesiástica con la defensa de la Fe y la Verdad y la renuncia por su parte de dar la batalla espiritual.
    Saludos.

  9. Lionel dice:

    Excelente descripción de los tiempos que corren.
    En política tenemos el «efecto péndulo»: unos años gobierna la izquierda y luego el péndulo regresa y gobierna la derecha, para luego volver a gobernar la izquierda, así ha sucedido hace décadas. En la era de la «información instantánea», veo que algo similar está sucediendo con la Religión, cada día observo que más personas están volviendo sus pasos y pensamientos hacia Dios, están recuperando su Fe y se dan cuenta, que la única manera de enfrentar la destrucción de la sociedad occidental, es volver a las raíces de nuestra civilización cristiana. Esa debe ser nuestra contrarrevolución.

  10. Verónica dice:

    Agradezco este excelente artículo; una síntesis muy clara y ordenada para entender Occidente cristiano y qué estamos perdiendo.

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