Entrevista a Acción Familia sobre homosexualidad

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1. ¿Qué significa ser hoy homosexual en América Latina?

América Latina es un continente mayoritariamente católico y por lo tanto repudia las conductas antinaturales, sin embargo por efectos de la propaganda y de las costumbres permisivas tal repudio está disminuyendo sensiblemente. Ser reconocido como homosexual hoy en América Latina es aún sanamente censurado y justamente criticado por ser una conducta objetivamente desordenada y contraria a la naturaleza.

2. ¿Y qué significa serlo en Europa, Asia y Africa? Diferencias según el espacio que tienen en la sociedad y sus derechos civiles.

En Europa, por causa del abandono de los principios morales cristianos y del hedonismo imperante, las conductas homosexuales son vistas con mayor indiferencia que en América Latina. Por esta razón, por ejemplo, los alcaldes de dos de las principales ciudades europeas, como lo son Paris y Berlín, fueron electos sin reparos pese a vanagloriarse de su condición de tales. Actualmente en el Parlamento francés se discute una ley que pretende sancionar penalmente a todos aquellos que manifiesten oposición o rechazo a las conductas homosexuales. Tal situación está determinando que aquellos que sostienen los principios de la moral católica quedarán dentro de poco en situación de ilegalidad. Lo que evidentemente aumentará aún más la promoción de tales conductas.

No tengo información con relación a Asia ni a Africa.

3.  ¿Deben los homosexuales tener derechos civiles? ¿Por qué

Las conductas gravemente desordenadas, como son las homosexuales, no pueden ni deben ser objeto de ningún tipo de derechos civiles, pues la base del derecho es la protección del bien y la sanción del mal. Una ley no puede ir ni contra las leyes del Creador ni contra las leyes de la naturaleza. De lo contrario se desvirtúa el concepto del Derecho y se abre precedente para legalizar todo tipo de desviaciones sexuales, lo que conduciría al fin de la sociedad civilizada. 

4. ¿Qué impacto tiene en la sociedad y en la familia que las minorías sexuales conquisten un sin fin de derechos?

Primero, es necesario aclarar que las conductas homosexuales no son condenables por ser las de una “minoría” sino por ser contrarias a la naturaleza y a la Ley de Dios. La expresión “minorías sexuales” tiende a hacer creer que la censura moral a las conductas homosexuales es una imposición arbitraria de la mayoría sobre una pobre minoría inocente. El uso de esa expresión es una conquista del lobby homosexual y no la aceptamos.

En segundo lugar, como acabo de señalar, lo que es un vicio no puede ser objeto de derecho de ningún tipo. Las conductas moralmente malas, o vicios morales por apartarse del orden natural y divino, se marginan de la fuente del derecho que es la virtud y el bien.

Si el derecho no distingue las conductas buenas de las malas tampoco se podría sancionar a los ladrones y homicidas pues ellos podrían alegar que constituyen una “minoría discriminada” por la sociedad culpable de no haberles dado oportunidades para ser honrados.

 De este modo se acabaría las normas de convivencia civilizada entre las personas, pudiendo cada uno actuar como le parezca, tanto en materia de comportamientos sexuales como en cualquier otro plano de actividades. Es la imposición de la ley de la selva, donde mandará el más fuerte. 

5. ¿Cómo debería ser la situación ideal de las minorías sexuales en la sociedad?

No existe una situación “ideal” para la práctica de una acción desordenada, pues desde el momento en que se salió de la norma moral, se salió del ideal. Es como preguntarle a un ciego cuál sería su situación ideal. La única respuesta sensata sería que salga de la ceguera, pues  mientras se encuentre en ella la persona no tendrá nunca una situación “ideal”.

Las conductas homosexuales constituyen una aberración moral culpable y por lo tanto es una situación en sí misma anómala.

6. ¿Cuáles son los límites correctos de la homofobia y la tolerancia?

La palabra “homofobia” es otra conquista semántica del lobby homosexual.

¿Qué es la “homofobia”? La palabra significa literalmente “odio a lo igual”. Ahora, nadie  sensato puede tener fobia a aquello que le es igual o similar. Por el contrario, la naturaleza se alegra con aquello que le es similar, de acuerdo al principio de que “lo similar se agrada con lo similar”.

Por esta razón no existe la “homofobia”, como una “odio a lo igual”, sino la sana reacción de la sociedad contra conductas desviadas en materia sexual, como lo son, entre otras,  la homosexualidad, la pedofilia, etc. Los límites a esa censura lo establecen la moral y las leyes que se inspiran en ella.

La tolerancia, como la palabra lo indica, es la virtud por la cual se debe soportar un mal para evitar otro mal mayor. La tolerancia por lo tanto es una situación tanto cuanto posible temporaria y nunca permisiva. Ella no puede ser confundida con el relativismo moral, por el cual nadie puede censurar ninguna conducta porque cada uno tiene el derecho de disponer de sí mismo como entienda. Por esta razón, las conductas homosexuales no pueden ser toleradas pues ellas constituyen un pecado que “clama a Dios por venganza”, como lo enseña la moral tradicional. En este sentido la Congregación para la Doctrina de la Fe ha señalado que: “existen áreas en que no es una discriminación injusta tener en cuenta la inclinación sexual, por ejemplo, en la adopción o cuidado de niños, en empleos como el de maestros o entrenadores de deportes y en el reclutamiento militar” (cf. “Congregación para la Doctrina de la Fe, consideraciones para la respuesta católica a propuestas legislativas de no discriminación a homosexuales, 23 de julio, 1992).

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22/11/2005 | Por | Categoría: Homosexualidad

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