Cómo se engaña el mundo moderno, cuando ve en la vejez sólo una decadencia física.
En realidad vista con más espíritu, la vejez puede y debe ser un apogeo.
¡Cómo eran simpáticos, cuanta confianza, cuanto respeto inspiraban aquellos viejos de otrora!, que no ocultaban su decrepitud física, ni de ella se avergonzaban, pues sabían que a través de las exterioridades de la decadencia orgánica relucía el apogeo moral de un alma llegada a la plenitud de sus valores.
El arte de contar historias y la unión familiar
¡Oh, los afables, los solícitos, los sabios consejeros que eran en cada familia el abuelo y la abuela de los antiguos tiempos, no teniendo placeres sino los del hogar, ni otra preocupación sino meditar sobre la vida y prepararse para la muerte!
«Ambientes, costumbres, civilizaciones» – (Adaptación)