Una sonrisa de Dios, que hace sonreír al hombre

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La ardilla recogiendo provisiones para el invierno
Una ardilla guardando provisiones para el invierno

El mismo Dios que se encarnó, que sufrió esa terrible muerte y que pide que tengamos presentes aquellos dolores continuamente en el espíritu, es el Dios que creó a las ardillas para que sonriamos.

La ardilla, un juguete que Dios creó para entretener al hombre

La ardilla es un juguete que Dios creó para el hombre. Para que sonría y dejarlo encantado. ¡Una maravilla de delicadeza, de levedad! Una sonrisa de Dios, que hace sonreír al hombre!

Esa hermosa cola de la ardilla le da más o menos el perfil de una tetera o una cafetera, con un hermoso mango, una verdadera belleza de gestos encantadores.

En el hemisferio norte, durante el invierno, las ardillas suelen ir a comer a las ventanas de las personas que les dejan unos granos para que coman, son comestibles como las avellanas, nueces, almendras, etc. Ante estas golosinas, las ardillas eligen comer primero lo mejor.

Es encantador observar su comportamiento, miran si alguien deja comida en su ventana y, cuando no la encuentran, llegan a golpear la ventana con sus patitas.

Una ardilla golosa
Esta ardilla no esperó hasta el invierno para comer lo que encontró

En esto, los hombres contemplan una maravilla de Dios, que creó a estos seres para hacerlos sonreír en medio de tantas otras cosas que les preocupan.

La admiración llena la vida de interés y de alegría

Los extremos armónicos de Dios

El mismo Dios que se encarnó, que sufrió esa terrible muerte y que pide que tengamos presentes aquellos dolores continuamente en el espíritu, es el Dios que creó a las ardillas para que sonriamos.

En la liturgia de la Semana Santa se canta el Stabat Mater: Fac me tecum pie flere, crucifixo condolere, donec ego vixero (Déjame llorar contigo, condolerme por tu Hijo crucificado, mientras yo esté vivo).

Contemplando la Sagrada Pasión, Dios quiere que nuestras almas lloren, con la delicadeza propia de Dios, pero al mismo tiempo quiere que ellas sonrían.

Así, después del magnífico y fastuoso ejemplo de su muerte, Él nos dice:

“Hijo mío, detente ahora por un momento, sonríe de una manera sana y recta. Mira la ardilla, mira lo graciosa que es… Mira la hormiga en el hormiguero, mira cuán diligente es… Mira el nido del pajarito qué gracioso es…”.

Extracto de conferencia del 24 de marzo de 1988. Sin revisión del autor.

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28/06/2022 | Por | Categoría: Ambientes Costumbres

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