Apoyo a nuestros hermanos católicos perseguidos en China
Emmo. Sr. Cardenal Joseph Zen Ze-kiun
Eminencia Reverendísima:
El Instituto Plinio Corrêa de Oliveira, asociación cívica continuadora
de la obra del insigne profesor cuyo nombre ostenta, y asociaciones
autónomas y hermanadas en los cinco continentes, se dedican a defender
los valores fundamentales de la Civilización Cristiana. Sus directores,
miembros y simpatizantes son católicos apostólicos romanos que combaten
contra las embestidas del comunismo y del socialismo.
La heroica Resistencia de la Iglesia Clandestina, fiel a Roma
La posición fundamentalmente anticomunista que resulta de las
convicciones católicas de los miembros de nuestras organizaciones se
vio fortalecida por la heroica resistencia de la “Iglesia clandestina”
china fiel a Roma. Sus obispos, sacerdotes y millones de católicos
rehúsan someterse a la así llamada Iglesia Patriótica, cismática en
relación a Roma y enteramente sumisa al poder central de Pequín.
“Bienaventurados los que son perseguidos por amor a la justicia, porque
de ellos es el Reino de los cielos!” (Mat. 5, 10); “si el mundo os
odia, sabed que me odió a mí antes que a vosotros. Si fueseis del
mundo, el mundo os amaría como siendo suyos. Como, empero, no sois del
mundo, sino que del mundo os elegí, por eso el mundo os odia” (Ju. 15,
18-19).
En 1974, Declaración de Resistencia de Plinio Corrêa de Oliveira
Esas divinas palabras de Nuestro Señor Jesucristo expresan nuestra
admiración por la única Iglesia Católica en la China, hoy bajo la bota
comunista, y que tiene en V. Eminencia un egregio miembro y portavoz.
Vemos en esos católicos perseguidos otros tantos hermanos en la Fe a
quienes fue dirigida la Declaración de Resistencia, publicada en 1974
por el eminente líder católico brasileño Prof. Plinio Corrêa de
Oliveira (1908-1995), fundador de la Sociedad Brasileña de Defensa de
la Tradición, Familia y Propiedad, e inspirador de TFPs y entidades
afines en los diversos continentes. El documento (que sigue adjunto)
titulado: La política de distensión del Vaticano con los gobiernos
comunistas — Para la TFP: ¿cesar la lucha, o resistir? (1)
Como V. Eminencia podrá ver en esta Declaración fechada en 1974, la
diplomacia vaticana en Europa del Este y en América Latina buscaba una
habilidosa política de aproximación con los regímenes comunistas,
gravemente nociva para los verdaderos católicos, y que resultaría en la
sumisión de la Santa Iglesia Católica a los déspotas rojos.
Simpatías hacia regímenes comunistas: perplejidad entre los Católicos
El día 7 de abril de 1974, la prensa de la mayor ciudad de América del
Sur (cfr. “O Estado de São Paulo”) se hizo eco de una entrevista de
Mons. Agostino Casaroli, Secretario del Consejo para Asuntos Públicos
del Vaticano, aseverando que en la infeliz isla de Cuba, oprimida por
el comunismo fidelcastrista, “los católicos son felices dentro del
régimen socialista”. Y continuaba Mons. Casaroli: “la Iglesia
Católica cubana y su guía espiritual procuran siempre no crear ningún
problema al régimen socialista que gobierna la isla”.
Esas declaraciones del alto enviado vaticano — que coincidían con
posicionamientos de otros Prelados colaboracionistas con el comunismo—
provocaban sorpresas dolorosas y traumas morales para los católicos que
seguían la inmutable doctrina social y económica enseñada por León
XIII, Pío XI y Pío XII. Esta Ostpolitik, como quedó conocida, era
fuente de perplejidades y angustias, y suscitaba en lo más íntimo de
muchas almas el más cruel de los dramas. Pues, muy por encima de las
cuestiones sociales y económicas, tocaban en lo que hay de más
fundamental, vivo y tierno en el alma de un católico apostólico romano:
su vinculación espiritual con el Vicario de Jesucristo.
La diplomacia de distensión del Vaticano con los gobiernos comunistas
levantaba una duda supremamente embarazosa: ¿es lícito a los católicos
no caminar en la dirección apuntada por la Santa Sede? ¿Es lícito cesar
la resistencia al comunismo?
China hoy: Obispos presionados a renunciar
En este momento nos encontramos en una situación análoga, aunque aún
más peligrosa, con la política vaticana en relación a la llamada
Iglesia Patriótica sumisa a Pequín.
En efecto, causó asombro en el mundo católico la noticia de la visita
de una delegación vaticana liderada por el arzobispo Claudio María
Celli a China, quien, en nombre del Papa Francisco, pidió a los
legítimos pastores de las diócesis de Shantou y Mindong que entregasen
sus diócesis y sus rebaños a obispos ilegítimos nombrados por el
gobierno comunista y en ruptura con la Santa Sede.
Extraños elogios y silencios cómplices
Como aterradora y amplificada repetición de las declaraciones de Mons.
Casaroli en Cuba, llegaron las palabras de Mons. Marcelo Sánchez
Sorondo, Canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias y de la
Pontificia Academia de Ciencias Sociales, conocido como cercano
consejero del Santo Padre. Según el diario “La Stampa” de Turín, del
día 2 de febrero, él declaró: “En este momento, los que mejor practican
la doctrina social de la Iglesia son los chinos (…) Los chinos buscan
el bien común, subordinan las cosas al bien general“.
Después de visitar el país aplastado por una dictadura aún más
inclemente que la cubana, Mons. Sánchez Sorondo, aún a la manera de
Mons. Casaroli, agregó: “Encontré una China extraordinaria; lo que las
personas no saben es que el principio central chino es trabajo,
trabajo, trabajo. No tienen ‘villas miseria’, no tienen drogas, los
jóvenes no tienen droga […] [China] está defendiendo a dignidad de la
persona […]”.
Ni una sola palabra sobre la persecución religiosa que el comunismo
inflige a nuestros hermanos en la Fe, a los obispos, sacerdotes y
fieles prisioneros, ni a la violación sistemática y universal de los
derechos fundamentales del hombre creado a imagen y semejanza de Dios.
Las controvertidas y falsas afirmaciones de este alto prelado vaticano,
van mucho más allá de las propias declaraciones de Mons. Casaroli en
Cuba en el remoto 1974, y hieren mucho más la recta conciencia
cristiana.
Frente al comunismo: resistir
El drama de la actual situación de los católicos chinos es el de todos
los fieles que desean perseverar delante del Leviatán comunista. Ayer
como hoy, presionados por la diplomacia de la Santa Sede para que
acepten un acuerdo inicuo con el régimen comunista, enfrentan un
gravísimo problema de conciencia: ¿es lícito decir no a la Ostpolitik
vaticana y continuar resistiendo al comunismo hasta el martirio si
fuere necesario?
En la referida Declaración de Resistencia, el Prof. Plinio Corrêa de
Oliveira afirmaba (sin haber recibido ninguna objeción de Paulo VI o de
sus sucesores) que para los católicos es no solamente lícito, sino
hasta un deber imitar la actitud de resistencia del Apóstol San Pablo
frente a San Pedro, primer Papa:
“Habiendo el primer Papa, San Pedro, tomado medidas disciplinarias
referentes a la permanencia en el culto católico de prácticas
remanentes de la antigua Sinagoga, San Pablo vio en esto un grave
riesgo de confusión doctrinaria y de perjuicio para los fieles. Se
levantó entonces y ´resistió cara a cara´ a San Pedro (Gal. II, 11).
Este no vio, en el lance fogoso e inspirado del Apóstol de los
Gentiles, un acto de rebeldía, sino de unión y amor fraterno. Y,
sabiendo bien en lo que era infalible y en lo que no lo era, cedió ante
los argumentos de San Pablo. Los Santos son modelos de los católicos.
En el sentido en que San Pablo resistió, nuestro estado es de
resistencia.
“Resistir significa que aconsejaremos a los católicos a que continúen
luchando contra la doctrina comunista con todos los recursos lícitos,
en defensa de la Patria y de la Civilización Cristiana amenazadas.
“Resistir significa que jamás emplearemos los recursos indignos de la
contestación, y menos aún tomaremos actitudes que en cualquier punto
discrepen de la veneración y de la obediencia que se debe al Sumo
Pontífice, en los términos del Derecho Canónico.
“La Iglesia no es, la Iglesia nunca fue, la Iglesia jamás será una
cárcel para las conciencias. El vínculo de la obediencia al Sucesor de
Pedro, que jamás romperemos, que amamos con lo más profundo de nuestra
alma, al cual tributamos lo mejor de nuestro amor, ese vínculo nosotros
lo besamos en el momento mismo en que, triturados por el dolor,
afirmamos nuestra posición. Y de rodillas, mirando con veneración la
figura de S.S. el Papa Pablo VI, le manifestamos toda nuestra fidelidad.
“En este acto filial, decimos al Pastor de los Pastores: Nuestra alma
es Vuestra, nuestra vida es Vuestra. Mandadnos lo que quisieres. Sólo
no nos mandéis que crucemos los brazos delante del lobo rojo que
embiste. A esto nuestra conciencia se opone“.
La intrépida Resistencia del entonces Cardenal Paul Yu Pin
Aún en los años 70, tuvimos la alegría de constatar, en las gloriosas
filas del episcopado chino, la resistencia intrépida del ilustre
compatriota de V. Eminencia, el Emmo. Cardenal Paul Yü Pin, entonces
arzobispo de Nanquín, y rector de la Universidad Católica de Taipei,
Formosa. (Cfr. “The Herald of Freedom” de 15/2/74, en despacho del
“Religious News Service”).
Declaró el Purpurado a la citada agencia (como hoy ratifica V.
Eminencia), que sería una ilusión esperar que la China comunista
modifique su política anti-religiosa.
Corrobora tal aseveración el propio presidente Xi Jinping, el cual
acentuó en el XIX Congreso do PCC que “la cultura (…) debe ser
aprovechada para la causa del socialismo de acuerdo con la orientación
del marxismo”; y que a causa de ello la religión debe tener una
“orientación china” y adaptarse a la sociedad socialista guiada por el
partido. (“The Washington Post”, 18/10/2017).
Dialogar con el comunismo es una ilusión
Nuestra Señora Emperatriz de China – En 1924, en el primer Sínodo de
los obispos chinos celebrado en Shangai, China, Mongolia, el Tíbet y la
Manchuria fueron consagrados a la Virgen María por 150 obispos,
encabezados por el arzobispo Celso Constantini, que era entonces
delegado apostólico en China.
Volviendo al Cardenal Yu Pin, hace cuarenta años él añadió: “Queremos
permanecer fieles a los valores perennes de la justicia internacional —
enfatizó Mons. Yu Pin. (…) El Vaticano puede actuar de modo diverso,
sin embargo no nos conmoveríamos mucho con ello. Pienso que es ilusoria
la esperanza de que un diálogo con Pequín ayudaría a los cristianos del
continente (chino). (…) El Vaticano nada está obteniendo para los
cristianos de Europa Oriental. (…) Si el Vaticano no puede proteger la
Religión, no tiene mucha razón para continuar en el asunto. (…)
Queremos permanecer fieles a nuestro mandato, pero somos víctimas de la
represión comunista. Bajo tal acercamiento (del Vaticano con la China
comunista), nosotros perderíamos nuestra libertad. Como chinos, tenemos
que luchar por nuestra libertad”.
A esas lúcidas y vigorosas observaciones, que recuerdan la “resistencia
cara a cara” de San Pablo a San Pedro (Gálatas II, 11), el Prelado
agregó la emocionante previsión: “Hay una Iglesia subterránea en China.
La Iglesia en China sobrevivirá, como los primeros cristianos
sobrevivieron en las catacumbas. Y eso podría significar un verdadero
renacimiento cristiano para los chinos”.
Manifiestan, Afirman, Elevan
Siendo así, el Instituto Plinio Corrêa de Oliveira y asociaciones
autónomas y hermanadas de todo el mundo, así como los miles de
católicos que unen sus firmas a este mensaje de apoyo moral:
* Manifiestan a Vuestra Eminencia, a toda la
Jerarquía, al clero y pueblo católico de China, su admiración y su
solidaridad moral, en esta hora en que urge erguir la resistencia ante
el Moloch comunista y la Ostpolitik Los obispos y sacerdotes de la
perseguida Iglesia clandestina en China que ahora resisten, están
siendo para el mundo entero un símbolo vivo del “buen pastor que da su
vida por sus ovejas”.
* Afirman que nutren aliento,
fuerza y esperanza invencible del épico ejemplo de los actuales
mártires que perseveran en China. Nuestras almas católicas aclaman
estas nobles víctimas: “Tu gloria Jerusalem, tu laetitia Israel, tu
honorificentia populi nostri” (Judith 15,10). Esos mártires constituyen
la gloria de la Iglesia, la alegría de los fieles, la honra de los que
continúan la lucha sacrosanta.
* Elevan sus
oraciones para que Nuestra Señora, Emperatriz de China, con su desvelo
de Madre socorra y dé ánimo a sus hijos chinos que luchan para
mantenerse fieles a pesar de circunstancias tan cruelmente hostiles.
São Paulo, 24 de febrero de 2018
Instituto Plinio Corrêa de Oliveira
Texto completo de la Declaración de Resistencia
http://www.accionfamilia.org/crisis-de-la-iglesia/apoyo-a-nuestros-hermanos-catolicos-perseguidos-en-china/
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