En las apariciones de Fátima, hace 100 años, la Santísima Virgen señaló la gravísima crisis moral que afecta especialmente al Occidente; anunció los castigos, que ya fueron las dos Guerras Mundiales; indicó el remedio para evitar una mayor catástrofe que amenaza al mundo, y un mensaje de esperanza. El remedio: una conversión por medio de la oración, la expiación y el sacrificio. El mensaje de esperanza: “Al fin mi Inmaculado Corazón triunfará“.
La crisis, todos la conocemos y la sufrimos a diario en nuestras relaciones familiares y sociales. ¿Se puede decir que los pedidos de conversión fueron atendidos?
Uno de los aspectos del castigo previsto en Fátima son las persecuciones a la Santa Iglesia Católica. En el siglo XX, según historiadores, las que sufrió del comunismo fueron mucho mayores que las que soportó en el Imperio Romano.
Alguien dirá: “El comunismo desapareció. No tenemos que preocuparnos con nuevas persecuciones”.
Preguntamos: ¿Es verdad que el comunismo murió y que de su ideología no quedó ningún resto? ¿No existe una terrible persecución en los países musulmanes? ¿No sufrimos en Occidente los golpes de un Islam radicalizado?¿No asistimos en Occidente a una creciente ofensiva legal laicista contra la Iglesia y sus preceptos?